
Han pasado 26 años desde el devastador incendio del Monte Abantos en San Lorenzo del Escorial, un trágico evento que dejó una profunda cicatriz en la Sierra de Guadarrama. Las llamas alcanzaron los 40 metros de altura, obligando a evacuar a 87 mil personas y destruyendo 425 hectáreas de terreno, arrasando con 170.000 árboles. A día de hoy, esa herida sigue siendo visible, recordándonos la fragilidad de nuestros ecosistemas ante el fuego.
Para comprender el tiempo que tardarán en recuperarse las extensas áreas forestales reducidas a cenizas en nuestro país, es esencial acercarse a lugares como la Sierra de Guadarrama. Allí, la cicatriz del Monte Abantos es un recordatorio constante de la devastación causada por los incendios forestales.
Las labores de recuperación tras el incendio comenzaron con la protección del suelo contra la erosión, la eliminación de la madera quemada y la siembra de semillas. A pesar de haber plantado más de cuatrocientos pinos, solo unos pocos lograron sobrevivir, dando paso a la regeneración natural de encinas y robles. Esta diferencia en la regeneración destaca la importancia de preservar la biodiversidad y fomentar la resistencia de los nuevos árboles.
Las asociaciones ARBA y Entorno Escorial solicitan más inversión por parte de la Comunidad para la gestión forestal, con planes de plantación de fresnos, chopos, álamos, encinas y melojos. Además, se están llevando a cabo talas selectivas para promover el crecimiento de árboles más resistentes, mientras que medidas para reducir la presión humana en la zona también se han implementado.
El Ayuntamiento ha desarrollado un plan de prevención que destaca la importancia de concienciar a la ciudadanía sobre la prevención de incendios forestales. Los vecinos, por su parte, instan a la Comunidad a destinar más recursos para la recuperación del Monte Abantos, garantizando así la protección y regeneración de este importante pulmón verde.
En resumen, el paso del tiempo no borra las cicatrices dejadas por los incendios forestales, pero con esfuerzo, inversión y concienciación, es posible impulsar la recuperación de estos ecosistemas tan valiosos para nuestro entorno. La naturaleza nos recuerda su capacidad de regeneración, pero también la responsabilidad que tenemos de protegerla y preservarla para las generaciones futuras.
FUENTE