
Gestos tan cotidianos como comer, abrir una botella o peinarse pueden llegar a ser muy complicados para un niño con discapacidad. Es por eso que alumnos de fisioterapia de la Escuela de San Juan de Dios en Madrid construyen con impresoras 3D herramientas personalizadas que les ayudan en su día a día. Pequeños objetos que suponen un gran cambio.
A Alberto le encanta pintar y escribir su nombre y un pequeño objeto de plástico se ha convertido en su aliado para permitirle poder realizar su afición. «Ayuda a que Alberto mantenga más tiempo y con mayor precisión una actividad que le gusta», nos cuenta Marta Martín, fisioterapeuta de Emme Fisioterapia.
Y si con ese simple pero imprescindible objeto puede desarrollar sus hobbys, también cuenta con otros con los que poder llevar a cabo con mayor autonomía actividades tan básicas como comer o abrir una botella de agua.
«La alegría que supone para él poder hacerlo por sí mismo», reconoce con una sonrisa en la cara la madre de Alberto.
Se trata de adaptaciones, herramientas realizadas con impresoras 3D personalizadas para cada persona. «Podemos hacer cosas totalmente personalizadas para ellos que realmente suponen un impacto en sus vidas«, explica Laura Fernández, estudiante de Fisioterapia.
Un programa solidario que tiene una particularidad: está realizado por alumnos de fisioterapia. Ya han ayudado a 26 niños y jóvenes con discapacidad.