
Once días han pasado desde que el fuego arrasó más de 110.000 hectáreas en Tres Cantos, dejando un paisaje desolador de cenizas y escombros. La tarea de reconstrucción es titánica y lenta, mientras los equipos de operarios trabajan contrarreloj para devolver la normalidad a la zona.
Los vecinos, armados de paciencia, asisten al día a día de una recuperación que avanza paso a paso, pero que aún tiene un largo camino por delante. La prioridad inmediata es restablecer los servicios básicos, una labor compleja y minuciosa.
Mientras tanto, un técnico especializado en la reparación de infraestructuras de comunicación explica la magnitud de los daños causados por el incendio. Postes quemados, cobre y fibra óptica achicharrados requieren una labor intensa para restablecer la conectividad.
Para los vecinos afectados, la vuelta a la normalidad es un rompecabezas incompleto. La falta de gas y de Internet dificulta la vida diaria, a pesar de contar con servicios básicos como agua y luz parcialmente restablecida.
En medio de los esfuerzos por recuperar la electricidad, la figura de Sorín, un técnico eléctrico crucial, destaca en el proceso. Paralelamente, operarios y voluntarios se dedican a limpiar parcelas y calles cubiertas de cenizas y restos calcinados, un trabajo que pronostican durará al menos dos meses más.
Once días después del desastre, Tres Cantos es un mosaico de esfuerzo colectivo y resiliencia. El sonido de los martillos y las sierras, el murmullo de los vecinos compartiendo experiencias y la imagen de personas trabajando codo a codo para reconstruir lo perdido dan esperanza en medio de la devastación.
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